martes, 26 de marzo de 2013

Ἱστορία

En poco más de un mes tengo los exámenes, y esta tarde he empezado a estudiar, eligiendo la asignatura de Historia Antigua como pistoletazo de salida para el martirio estudiantil. Lo cierto es que me ha tocado mucho, pero muchísimo la moral la actitud de la profesora para con esta asignatura, porque, teniendo que haber dado una vista general de toda la historia de Grecia, apenas si hemos llegado a las Guerras Médicas. ¿Qué clase de conocimientos vamos a obtener de eso? Por no hablar de su desgana a la hora de dar clase. Pero eso no viene al caso, tampoco hay nada que los estudiantes podamos hacer más que esperar a que en cursos posteriores los profesores sean algo más profesionales.

Empezar a estudiar esto (que me encanta, esto tiene que quedar muy claro) me hace plantearme cosas. De vez en cuando me asaltan dudas, como ¿para qué estudio esto? ¿Qué puedo aportar al mundo con los conocimientos que saque de aquí? Porque un médico, un abogado, un ingeniero... está claro qué van a hacer estas personas, su función en la sociedad. Pero ¿y nosotros? Los estudiosos de la Antigüedad, por así llamarnos. Cada vez que alguien me pregunta por mi carrera, mi respuesta suscita una única reacción: "¿Y eso qué salidas tiene?". Pues las mismas que todo ahora mismo, suelo responder. Pero por un lado tienen razón. Hay gente que desde el principio tiene claro qué quieren hacer con su vida, incluso en una carrera tan de letras como esta: "pues yo arqueólogo", "yo filólogo", "yo profesor". Pero yo no. No me veo dando clase en el futuro, y estoy descubriendo que el mundo de la historia antigua, con todas sus variantes, es mucho más agresivo y poco amable de lo que yo me imaginaba. Todo es increíblemente científico y frío. No hay pasión, no hay ese ardor romántico que una se imaginaba leyendo novelas históricas o imaginándose el trabajo entre vestigios de la Antigüedad. 
Comencé a estudiar esto por simple curiosidad, porque la Antigüedad me apasiona y quiero saberlo todo sobre nuestro pasado, y tengo muy claro que pienso acabar la carrera, porque a pesar de todo me encanta, pero lo tengo todo muy poco claro. Qué quiero, qué voy a hacer... No tengo especial vocación por nada, y siento que me quedo a medias de todo. Por suerte aun me quedan tres años para investigar y descubrir todo lo que este grado me puede ofrecer.

Ya lo dijo Cicerón, quien no conoce su pasado está condenado a repetirlo. Así que, pase lo que pase, pienso seguir estudiando esto, porque, aun con todas las dudas que tengo, es la mejor manera que tengo para conocerme a mí misma, y estoy convencida de que acabaré sorprendida. 

No hay comentarios: