Si alguien de los que lee
el blog (vosotros pocos elegidos) me conoce, sabrá de mi obsesión con
Alejandrito, ese macedonio que a lo tonto a lo tonto unificó Grecia y conquistó
Asia (al menos la parte perteneciente al imperio persa). Así, cuando vi esta
biografía suya en una caseta de la Feria del Libro me lancé a por ella. En qué
momento.
Voy a intentar ser
medianamente objetiva con este libro, aunque dudo que lo consiga. Después de
todo, qué narices, este es mi blog y escribo de lo que me da la gana.
Desde el punto de vista
del contenido, el libro es correcto. Narra la vida de Alejandro desde su
nacimiento hasta su muerte, y tiene un capítulo final sobre la muerte de su
familia más cercana (Olimpia, Roxana y su hijo, etc) muy interesante, porque es
algo que se suele dejar de lado en otras biografías. Tampoco aporta nada nuevo
que otras biografías anteriores no hubieran dicho ya, pero está bien. Faltan mapas, una de las grandes
carencias del libro, aunque eso no será culpa tanto del autor como de la
editorial, supongo.
Ahora ya, desde el punto
de vista del estilo, este libro es una verdadera
desgracia. Inenarrable. La primera en la frente es la transcripción que el
autor ha hecho del nombre de la madre de Alejandro, Olimpia, llamándola
Olimpíade (teniendo un nombre oficial, ¿para qué?), pero bueno, en esto no me
meto porque quizá haya razones más profundas para esta elección, aunque no sea
de mi gusto. Pero según avanzas en la lectura, te das cuenta de que este señor,
catedrático y doctor en Historia Antigua, no sabe distinguir entre “si” y “sí”
y parece que las comas le den verdadera urticaria. Yo lo siento mucho, pero que
alguien tan “docto” separe sujeto y
predicado con una coma y no respete los descansos entre una palabra y su
pronombre relativo me hierve la sangre. La cosa llega hasta el punto de que da
igual lo que esté contando, porque está tan mal escrito que resulta imposible
concentrarse en la lectura. Una vergüenza.
¿Veredicto? No merece la pena. Para nada. A menos
que se sea un fervientísimo admirador de Alejandro Magno y este sea el último
libro que os falte en vuestra colección, yo no lo tocaría ni con un palo.
Menudo suplicio.
Alejandro Magno. Rey de Macedonia y de Asia.
Adolfo J. Domínguez Monedero
Ed. Sílex
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