viernes, 3 de enero de 2014

El parricida y el fratricida

Teseo y Rómulo. Porque, por mucho bien que hayan hecho, esas muertes pesan sobre su conciencia. ¿O no? 
Las Vidas Paralelas de Plutarco que más atrás se remontan, a tiempos casi legendarios. De hecho, él mismo justifica largamente en la introducción su elección y la racionalidad de que ha tratado de dotar a ambos personajes. Realmente interesante, especialmente para conocer en profundidad la vida, exenta de las supersticiones religiosas de la época, de dos fundadores de la base de nuestro mundo occidental. Además, las notas a pie de página de la edición de Gredos hacen la lectura mucho más enriquecedora, si bien también bastante más lenta. 
Es Plutarco. Leedlo. Dudo que cualquier crítica mía pueda hacerle justicia. 

Con todo, no puedo cerrar esta entrada sin dejaros con una reflexión que me carcome el alma. No viene mucho a cuento, pero cada vez que escucho hablar de las fundaciones legendarias de Roma no puedo evitar pensar en Eneas (que no es el fundador de Roma, ojo, sino de Lavinium). Roma, desde siempre, ha sido una sociedad orgullosa, belicosa, dedicada a ensalzar sus victorias. Entonces, ¿puede alguien explicarme por qué eligieron como héroe fundador al estilo griego a un pusilánime como Eneas? Un troyano, perdedor de la guerra antigua por excelencia, que huyó de la ciudad en vez de morir luchando; que no tiene voluntad propia, sino que es llevado de aquí para allá por los dioses; y que se ha granjeado el odio eterno de Juno, reina de los dioses. ¿Por qué? Realmente se me escapa. Agradezco cualquier tipo de explicación. 
Ahí dejo eso.

Teseo-Rómulo. Vidas paralelas
Plutarco
Editorial Gredos

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